El periodismo, que comunica, informa, desvela y destapa, se convierte en una profesión esencial en la sociedad, porque nada existe si no se conoce.
Como el que no arriesga, no gana, para un periodista, lo que no se comunica, no existe. Y es que, la comunicación, forma parte de cada acción de nuestra rutina y hasta de nuestras relaciones más personales y profesionales.
Cada 8 de septiembre, se celebra el Día Internacional del Periodista, para conmemorar a todos los periodistas y comunicadores de cualquier parte del mundo. Ese día fue creado en honor al periodista y escritor checoslovaco, Julius Fucik, que fue ejecutado por los nazis en 1943, y que, hoy en día, recuerda a cada uno de los periodistas que han perdido la vida en busca de la verdad, porque ser periodista, no se concibe igual en todos los países, y ser corresponsal de guerra, en el siglo XXI, sigue siendo una profesión de riesgo.
Una fecha marcada en el calendario que pone en valor la profesión de los periodistas, remarcando la importancia que tiene la misma en la sociedad actual, como la búsqueda y divulgación de información rigurosa y veraz, y la libertad de expresión que éstos garantizan.
Descubrir, informar y dar voz a miles de historias y acontecimientos que suceden en todo el mundo es la principal función de esta profesión. Una profesión que consigue mantener actualizada a toda la sociedad y también, tener en vilo cuando la situación lo requiere, como sucedió en los atentados de París en noviembre de 2015, el 11S, o el asalto de los seguidores de Donald Trump al Capitolio de Washington. Sin tapujos ni mentiras, un buen periodista te ofrece todo lo que tiene y todo lo que sabe. Contrastando la información y de forma rigurosa, comunica, informa, desvela y destapa. Una profesión esencial en la sociedad, aunque no reconocida en todo el mundo. Porque sin alguien que lo cuente, las historias no existen.
Sin embargo, y aunque un periodista requiere de formación académica y profesional, todas las personas tenemos una célula en nuestro organismo cuya función principal es la de comunicar. Con nuestros gestos, movimientos, palabras y hasta con nuestros silencios, estamos comunicado. Nos relacionamos, conectamos y compartimos información cada día, en el trabajo, con la familia o un viernes noche con los amigos. Comunicamos e informamos, luego existimos.
Por ello, las empresas van adoptando cada vez más estrategias de comunicación en sus hojas de rutas. Redirigir y enfocar sus acciones de forma que comuniquen, con el principal objetivo de darse a conocer, aumentar visibilidad y conseguir una buena reputación, ya que, en este mundo en el que no deja de girar, ser diferentes entre la gran competencia existente, es la clave del éxito y para ello, hay que comunicar lo que hacemos y también lo que no hacemos.
Es importante saber qué estrategia necesitamos en cada momento, ya que para comunicar, debemos saber primero qué es lo que queremos comunicar, cómo y a quién, y, para ello, las agencias de comunicación, a través de profesionales y expertos en la materia, guiamos, velamos y trabajamos para que la comunicación se convierta en el ADN corporativo.
Artículo de opinión publicado en el medio de comunicación Murcia Economía. Pincha aquí