MURCIAECONOMIA // LA NUEVA LEY DE RESIDUOS, ¿RETOS U OPORTUNIDADES?

El pasado 3 de julio se dió cumplimiento a la Directiva 2019/904 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 5 de junio de 2019 relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente, entrando en vigor la prohibición de venta de plásticos de platos, cubiertos, pajitas para beber, bastoncillos de algodón y envases de polietireno para alimentos. Aunque la transposición de la Directiva no ha llegado a tiempo en España, el Proyecto de ley de residuos y suelos contaminados, aprobado por el Consejo de Ministros el 18 de mayo ya ha sido remitido a las Cortes.  El texto, que ahora se someterá a debate de los grupos parlamentarios, revisa la actual normativa de 2011 para cumplir con los nuevos objetivos de residuos establecidos en las directivas de la Unión Europea que conforman el Paquete de Economía Circular, así como con los derivados de la directiva de plásticos de un solo uso.

Nueva ley de residuos en España

En línea con la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030), la propuesta normativa persigue establecer medidas que protejan el medio ambiente y la salud humana, permitan reducir el impacto global del uso de los recursos e impulsen una economía baja en carbono en España, que aspira a ser un país neutro en emisiones en 2050.

En cuanto a las restricciones de plástico de un solo uso, además de esta prohibición, se establecen objetivos de reducción como los vasos para bebidas, incluidos sus tapas y tapones, y los recipientes alimentarios destinados al consumo inmediato, cuya comercialización ha de reducirse un 50% en 2026 con respecto a 2022 y un 70% para 2030 con respecto al mismo año.

Asimismo, el proyecto recoge requisitos de diseño y obligación de marcado para una serie de productos, así como medidas de concienciación para informar a los consumidores. 

Nos encontramos ante un gran reto, pero también ante la oportunidad de poner en alza la innovación y aumentar la concienciación, no sólo en la disminución de los residuos que generamos, sino también en la cantidad de recursos que consumimos. Tenemos ante nosotros la oportunidad de interiorizar la economía circular como modelo de vida, no sólo en el ámbito industrial, sino también en el doméstico.

Pero la ley no sólo habla de plásticos. La norma otorga un papel protagonista a la prevención de residuos en general, mediante la inclusión de objetivos concretos y cuantificables, con una reducción del peso de los residuos producidos de un 13% en 2025 y un 15% en 2025 respecto a los generados en 2010, que se añaden al objetivo actualmente vigente del 10% de reducción a partir de 2020.

Además, el texto contempla actuaciones contra el despilfarro de alimentos, con el fin de reducir el 50% de los alimentos desechados per cápita y rebajar un 20% las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, en línea con los objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030.

También en el ámbito de la prevención, con la entrada en vigor de la ley quedará prohibida la destrucción de excedentes no vendidos de productos no perecederos, tales como textiles, juguetes y aparatos eléctricos, entre otros, salvo que dichos productos deban destruirse conforme a otra normativa, una oportunidad única para que las empresas controlen su producción y desarrollen su RSC por medio de organizaciones que puedan necesitar y tramitar estos excedentes, estableciendo convenios duraderos que ayuden a consolidar un sistema de economía circular efectivo.

Por último, y no menos importante, aunque hay muchos más temas que aborda esta ley, hay que destacar como una de las principales novedades, el establecimiento de un calendario de implantación de nuevas recogidas separadas de residuos para su valorización, además de la ya existente para el papel, los metales, el plástico y el vidrio.

Se amplía así la recogida separada, por ejemplo, a los biorresiduos domésticos, a partir de 2022 para entidades locales con más de 5.000 habitantes, y a partir de 2024 para el resto de municipios. 

Esto supone un reto para los municipios, pues están haciendo frente a una inversión para adaptarse a esta recogida selectiva, y será también un reto para los ciudadanos, que tendremos que aprender a hacer otra separación más entre nuestro residuos domésticos, pero vuelve a ser una gran oportunidad: la recuperación de estos residuos permitirá darles una nueva vida útil, se convertirán de nuevo en materia prima. Nuevamente Economía Circular y soluciones basadas en la naturaleza, como los frutos que caen del árbol y sirven como nuevos nutrientes para el suelo.

Un reto para todos que, sin duda, pasa por el incremento de los planes de sensibilización e información ciudadana, clave para la pronta aceptación de estos nuevos objetivos. Y que los ciudadanos, cada vez más conscientes de la necesidad de adaptar sus conductas, para que su convivencia con el planeta sea más sostenible, los interioricen como hábitos.

Artículo de opinión publicado en el medio de comunicación Murcia Economía. Pincha aquí