Georgia O’Keeffe, la mujer con las obras más cotizadas del mercado del arte.
La diferencia de precios entre las obras de hombres y mujeres, nos dice que el arte sí tiene género.
El museo Thyssen-Bornemisza de Madrid presenta la primera retrospectiva en España de Georgia O’Keeffe (1887-1986), del 20 de abril al 8 de agosto de 2021 a través de 90 obras de sus obras. O´Keeffe está considerada una de las máximas representantes del arte norteamericano del siglo XX. Fue conocida principalmente por sus pinturas de flores, rascacielos de Nueva York y paisajes de Nuevo México, reconocida como la “madre del modernismo estadounidense”.
Pero al margen de su indudable calidad artística y de su gran importancia para el ámbito de la pintura, O’Keeffe es conocida por ser la artista más cotizada del mundo. En el 2014 un cuadro suyo consiguió el récord de precio más alto pagado en subasta por una obra firmada por una mujer. Flor Blanca No. 1, de 1936, fue vendido por 44.4 millones de dólares (35 millones de euros). Hasta aquí todo normal, una conocida pintora referente en el arte abstracto, vende un cuadro por una cifra millonaria. Este dato no sería por sí mismo noticia si no lo comparásemos con las cifras por las que se venden las obras pictóricas de grandes autores masculinos.
En el 2015 se consiguió el precio más alto de pieza de arte vendida en subasta con el cuadro de Paul Gauguin ¿Cuándo te casarás?, que fue adquirido por la familia real de Catar por 300 millones de dólares (250 millones de euros), convirtiéndose en el lienzo más caro de la historia. Ese mismo año el cuadro de Picasso Las mujeres de Alger, de 1955, fue vendido en Christie’s por 180 millones de dólares.
Podríamos seguir enumerando obras por las que se han pagado cantidades astronómicas, y que año tras año ven cómo aumenta su valor en el mercado. También podríamos hablar de los autores de esas obras, por ejemplo, entre las más caras de la historia encontraríamos a Lichtenstein, Paul Cézanne, De Kooning, Modigliani, Jackson Pollock, Gustav Klimt, Monet y por supuesto, a Gauguin y a Picasso. Diferentes épocas, diferentes estilos, pero algo en común: todos son hombres.
¿Podemos considerar normal que entre artistas sumamente reconocidos haya tanta diferencia de valoración? ¿Es solo un tema artístico? ¿Se valora de igual forma una obra sea cuál sea el género de su autor? Claramente no.
Entre las pintoras más reconocidas de la historia y cuyas obras han alcanzado mayor valor encontramos a Frida Kalo cuyo “Dos desnudos en el bosque” fue vendida por 8 millones de dólares, Joan Mitchell, su obra “Sin Título” se vendió por 12 millones, o la que está considerada una de las mejores artistas del movimiento de vanguardia ruso, Natalia Sergeevna Goncharova, que disfrutaba de un altísima aceptación en el mercado con precios que rondaban los 11 millones de dólares por su “Les fleurs”, o la mismísima Tamara de Lempicka, que siendo una de las pintoras favoritas en las subastas de arte, y en su momento de mayor éxito, su obra “Le rêve” alcanzó un precio de 8.4 millones en 2011.
En algunos sectores del mundo del arte no quieren oír hablar de hombres o mujeres sino de artistas, pero la realidad es que la diferencia entre obras y precios de hombres o mujeres llama, por lo menos, poderosamente la atención.
Y es que el mundo del arte parece también reservado a los hombres, según la revista estadounidense Fast Company las obras de arte de mujeres representan entre el 3 y el 5% de las principales colecciones permanentes de arte en Estados Unidos y Europa, y en las ventas de más de un millón de dólares, las obras de arte masculinas se venden por un 18% más que las femeninas. Estos datos nos revelan que la presencia femenina en el sector del arte es minoritaria y que ahí radica el problema.
Y todavía habrá quien piense que la igualdad profesional es real, pues después de este repaso de artistas y cifras, concluimos pensando que mientras la mujer no esté presente de manera igualitaria en todos los sectores, o no se le dé la oportunidad de competir en el mercado en igualdad de oportunidades, tendremos que seguir implementando medidas que conviertan en real esa igualdad. Uno de los cambios más necesarios es que la presencia femenina en los órganos de decisión sea cada vez mayor, al menos igualitaria. De esa manera conseguiremos que no seamos una excepción en según qué sectores, y nuestra presencia esté al mismo nivel que los hombres, no vayan a pensar en ningún momento que hablo de superioridad, sino de IGUALDAD.
Artículo de opinión publicado en el medio de comunicación Murcia Economía. Pincha aquí