Llevo más de 30 años relacionada con el mundo de la venta de combustibles, he pasado por todas las etapas de este oficio, desde el más básico hasta la gestión de una estación de servicio, y he de reconocer que jamás había vivido una situación tan inusual como la actual.
Cuando se habla de venta de combustible, pensamos en grandes compañías, pero no es del todo real, somos muchos los pequeños empresarios y empresarias del sector que regentan estaciones de servicio no abanderadas (no asociadas a ninguna franquicia), más de un 70% familiares.
Por cada empresaria y empresario de estación de servicio, hay detrás un gran número de oficios y familias, desde asesorías fiscales, contables, laborales, consejeros de seguridad, servicios de PRL, LORPD, proveedores de productos de venta al por menor, (ya que la gran mayoría de establecimientos tiene minimarket, así que multiplicad por producto vendido), empresas de seguridad, transporte, mantenimiento, bancos, equipo humano de la estación de servicio, y un gran etcétera.
Ante la situación socioeconómica y la proliferación en competencia de estaciones de servicio, cada vez más cercanas entre sí, ha derivado en un consumidor cuya preocupación es principalmente el precio al que reposta, con el fin de rentabilizarlo al máximo.
¡EL CAMBIO DE PRECIOS!, es una tarea habitual en el día a día de una estación de servicio, que pone en aviso a todos los componentes del equipo de una gasolinera, supone estudio del mercado y la competencia, sobre todo las más cercanas, medición de existencias, considerar la fluctuación de precios ofertados por las compañías petrolíferas y negociar los descuentos para conseguir el precio de compra más asequible y competitivo sin perder nunca de vista la calidad (norma de la casa), después viene la adaptación de precios en todos los sistemas de la empresa, la comunicación al ministerio de la nueva configuración de precios, y como no, la renovación de la política comercial, que culmina con la medición de resultados para ver si esta estratégia, casi semanal, ha tenido efecto en las ventas. Es una tarea interesante que nos mantiene en constante alerta.
Con la guerra de Ucrania, y la disputa por el comercio energético, hemos visto cómo los precios de todo han subido, y como se han ido uniendo cada día colectivos quejándose de la situación, inmersos en huelgas y reuniones al más alto nivel para intentar solucionarlo.
Ante una situación cada vez más insostenible, el sector del transporte se echó a la calle desesperados por los altos precios del combustible, una de las mayores necesidades que tienen para trabajar. Ha sido duro, desde un punto de vista empresarial y humano, oir de boca de las asociaciones, empresas y afectados, que preferían aparcar sus camiones a salir a trabajar, porque no era rentable, y asistir a las manifestaciones que no sabíamos a dónde nos llevarían.
Por fin llega una solución, pero como siempre con graves consecuencias al colectivo más vulnerable, los pequeños empresarios de estaciones de servicio.
El 29 de marzo nos encontramos con un nuevo Real Decreto Ley 6/2022, de aplicación tres días después, lo que supuso con urgencia la actualización y puesta al día de todo lo antes mencionado, con el inconveniente y sorpresa, de que nosotros los gasolineros, teníamos que asumir en primer lugar el coste de 20 céntimos por litro en cada venta.
Pero lo vivido en estos días, no parecía posible. ¡Pagar para trabajar!, parece un corto del mismísimo Almodóvar.
Tras la señalización de la nueva normativa, formación de equipos y adaptación de sistemas informáticos, no nos queda más que esperar a que nos ingresen el dinero que ya nosotros estamos anticipando día a día y que supone en muchos casos el peligro de cierre de muchas estaciones y la ruina familiar que ello conlleva; este anticipo supuestamente nos llegaría la semana pasada, para que no tuviéramos que soportar esta carga que oscila en un coste mensual adelantado para las gasolineras de entre los 20.000€ y los más de 50.000€, con unos parámetros de medición y justificación, que aún no están claros; o volver a negociar con los bancos para sustentar esta situación mientras dure, que tampoco está muy claro.
Puesto el parche en la herida, los transportistas han conseguido medio seguir adelante, con unos precios del combustible más económicos que les permite volver a la actividad, el consumidor aún está expectante por ver si los precios que ya subieron con este conflicto vuelven a bajar, las grandes compañías han adaptado sus precios de salida al mercado, pero los pequeños gasolineros estamos siendo a día de hoy los financiadores de todo ello.
Incertidumbre que se suma a la situación económica de las empresas provocada por el aumento desmesurado de la energía, la falta de materias primas y la situación política, económica y social, incertidumbre que se refleja en la contratación de nuevos trabajadores, en las inversiones e incluso en las estrategias de venta de las compañías. Pero tranquilos… porque la solución viene de la mano de subvenciones y fondos europeos…
Empresarios y empresarias, hoy es lunes y empieza una semana laboral a medias, por la Semana Santa, pero vamos a ser como siempre positivos, a darlo todo, porque tenemos que sacar adelante nuestras empresas, generar puestos de trabajo estables, hacer sinergias que acaben en negocios rentables y entre todo ello “dar de comer” a nuestras familias y a las de nuestro equipo, así como a todos los que de alguna manera dependen de que sigamos adelante. Un compromiso firme de perseverancia pese a las dificultades, porque así como titulamos este “rinconcico” de opinión de Marevents, SIN COMPROMISO, NO HAY FUTURO.
Artículo de opinión publicado en MURCIAECONOMÍA https://murciaeconomia.com/art/85678/cambio-de-precios
