El próximo 30 de julio se celebra el Día Mundial Contra la Trata de personas.
La Covid-19 ha aumentado los peligros de la trata dejando a más personas en situación de vulnerabilidad.
En diciembre de 2013, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó, en su resolución A/RES/68/192 el 30 de julio como Día Mundial contra la Trata de Personas, con el objetivo de concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos.
La trata de personas es un delito que explota a mujeres, menores y hombres con diferentes motivos, incluidos el trabajo forzoso y la explotación sexual. Desde 2003, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha recopilado información sobre aproximadamente 225.000 víctimas de trata detectadas en todo el mundo. Todos los días, en todos los países del mundo, los tratantes explotan a personas para obtener cada vez más beneficios. Más del 70% de las víctimas de trata detectadas son mujeres y niñas, mientras que un tercio son menores.

Ningún país es ajenos al tráfico de personas, que es considerado un grave delito y una grave violación de los derechos humanos. Cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes, en sus propios países y en el extranjero. Prácticamente todos los países del mundo se ven afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), como garante de la Convención contra el Crimen Organizado Transnacional y los Protocolos al respecto, asesora a los Estados en la aplicación del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata. En el artículo 3 de dicho Protocolo, se define la trata de personas como: “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas similares a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.
En 2020 la ONU conmemoró el 30 de julio centrándose en destacar el papel de las personas que luchan en primera línea contra la trata en diferentes aspectos como, identificar, apoyar, asesorar y buscar justicia para las víctimas, desafiando la impunidad de los traficantes. Mientras dura la crisis de la Covid-19 el papel de estos cooperantes se ha vuelto todavía más importante. Ha aumentado el número de personas en situación de vulnerabilidad, al mismo tiempo que su trabajo se ha vuelto más difícil por las restricciones impuestas por la pandemia. Aún así, su contribución a menudo se pasa por alto y no se reconoce. Desde la ONU se pretendió reconocer el importantísimo papel que juegan y crear conciencia de que estas acciones de reconocimiento deben tener continuidad e implicación de la sociedad, se invitaba a utilizar los hashtags #FindelaTrata y #TratadePersonas en todas las plataformas digitales.
En 2021 el lema elegido es “Las voces de las víctimas marcan el camino”, colocando a las víctimas de la trata de personas en el centro de la campaña. Se destaca así la importancia de escuchar y aprender de las personas sobrevivientes, quienes desempeñan un papel crucial en el establecimiento de medidas efectivas para prevenir este delito, identificar y rescatar a las víctimas y apoyarlas en su camino hacia la rehabilitación.
No podemos dejar de destacar que las mujeres representan el 49% y las niñas el 23% de todas las víctimas de la trata y que la explotación sexual es la forma más común de explotación (59%) seguida del trabajo forzado (34%). De nuevo encontramos una grave violación de los derechos humanos que vuelve a cebarse con el género femenino.
Desde Marevents creemos que todos y cada uno de nosotros debemos posicionarnos y apoyar causas en las que creamos firmemente, y la condena de la trata de personas es una de ellas. Por este motivo, el pasado mes de febrero cuando hicimos una jornada sobre liderazgo femenino en el mundo de la cultura, bajo el paraguas de nuestro proyecto LIFEM, quisimos contar con una mujer que desde la cultura denuncia y lucha día a día contra la explotación sexual de las mujeres víctimas de la trata, Mabel Lozano. Nos sentimos muy orgullosos de contar con Mabel entre nuestros embajadores LIFEM, es todo un ejemplo de cómo se puede utilizar el cine como arma de denuncia y mostrar a la sociedad temas incómodos que habitualmente prefiere no ver.
Artículo de opinión publicado en el medio de comunicación Murcia Economía. Pincha aquí